Opinión
Por
  • MAR SÁNCHEZ RAMOS

Segunda vivienda

Un reciente estudio publicado por un importante portal inmobiliario nacional afirma que el deseo de los ciudadanos últimamente de poseer otra casa distinta a la habitual, ha crecido en nuestro país.

Es humano soñar con el uso y disfrute de una segunda vivienda situada en las cercanías de nuestra ciudad donde, tras la frenética actividad de los días laborables, pueda refugiarse uno allí para descansar plácidamente cada finde.

Ahora bien, puede darse el caso de que esa aspiración tan aparentemente sencilla, luego en la práctica pueda complicarse bastante, al analizar con profundidad los pros y contras que esa decisión conlleva.

Porque, del mismo modo que esa acción de compra se presenta como una buena inversión a largo plazo de algo bien atractivo a nuestros ojos, también puede presentarnos múltiples alternativas menos atractivas -entre otras- gastos fijos en cuanto a mínimos de agua y luz, AJD, IBI e impuestos varios, que van a cargo indefectiblemente de nuestro bolsillo.

Por eso mismo, el potencial adquirente debe siempre antes madurar y reflexionar su toma de decisiones, ya que al ser un inmueble para no vivir habitualmente sino puntualmente, las condiciones hipotecarios impuestas por las entidades bancarias son siempre peores.