Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Huésped en la embajada

Leopoldo López ha complicado a España en el problema venezolano al refugiarse en nuestra embajada en Caracas en calidad de "huésped" con la condición de que no la convierta en un centro de actividad política. El objetivo es que Maduro se olvide de él o no lo considere peligroso para su seguridad al frente del Gobierno del país. Es lo que se suele esperar de un huésped, que no moleste ni a los de dentro ni a los de fuera de la casa de acogimiento. Se ha dicho que si las autoridades del país no pueden entrar en la embajada, Leopoldo López es en realidad un refugiado. Se han utilizado los términos de invitado, acogido y huésped, pero el asunto es que Leopoldo, su esposa y su hija se encuentran en la embajada española de Caracas protegidos por el Estado español, lo que sin duda empeorará las relaciones entre ambos países. No pueden pedir asilo porque deberían hacerlo en España.

Por otra parte, no es muy seguro que la policía venezolana respete la inviolabilidad de la embajada española. Huésped es persona alojada en casa ajena, también vegetal o animal en cuyo cuerpo se aloja un parásito. En este caso, el embajador español sería el huésped y Leopoldo López el parásito. Es de esperar que este caso no sea repetición del caso de Julian Assange en la embajada de Perú en Londres, en la que estuvo refugiado durante 2.487 días.

Juan Guaidó ha reconocido que el levantamiento contra Maduro ha sido un fracaso y se ha dado orden de detención contra Leopoldo López, con lo que la estancia de éste en la embajada española puede alargarse mucho tiempo. Lo cierto es que cuando alguien se aloja en casa ajena durante un tiempo indeterminado, ya sea por decisión propia o mediante invitación de los dueños, pronto se convierte en huésped molesto. Un intruso en la intimidad de otro hogar cambia la vida de sus habitantes habituales y acaba por convertirse en alguien a quien ellos desean perder de vista. Muy respetuoso hay que ser con los demás para no provocar problemas en la convivencia. Todos hemos sido huéspedes alguna vez y hemos tenido huéspedes y comprobado lo difícil que es la convivencia en armonía. Un refrán dice que "en la hospitalidad la buena voluntad es la que más vale".

Todas las personas, además, no son hospitalarias, que es lo mismo que decir que no son generosas.