Opinión
Por
  • ANTONIO LASHERAS

¿Es posible vivir sin conflictos?

Creer que podemos vivir sin conflictos, evidencia un gran desconocimiento del ser humano.

Evadirse de los problemas ratifica, una vez más, la negación a quererlos solucionar, ya que nuestra mente carece de lo imprescindible par resolverlos.

Podemos estar más o menos en paz con nosotros mismos, pero vivimos en sociedad, una sociedad diversa económicamente, ideológicamente, culturalmente y, para que no falte de nada, con religiones diferentes. Es decir, de situaciones complejas que permanentemente nos hacen vivir en conflicto.

En muchas ocasiones nos culpamos por no alcanzar lo deseado. Y no es raro que con este talante tengamos sentimientos agresivos hacia alguien o hacia algo.

Estas situaciones nos producen culpa, que en ocasiones nos sirven para juzgarnos con excesiva dureza.

Desde nuestros primeros años de vida, todos atravesamos unos procesos psicológicos que conviene analizar para conseguir el dominio de nuestro mundo interior.

Un conflicto descubre que algo no funciona y hay que resolverlo individualmente o con ayuda si fuera necesario.

Por eso, un conflicto es el aviso que nos dice que hay que resolver una situación a corto o medio plazo, de no ser así, las consecuencias podrían ser más graves que el propio conflicto.

¿Quién de nosotros no ha tenido divergencias con su pareja, en el trabajo, con los hijos o en la política La creencia de que se puede vivir sin enfrentamientos es una ingenuidad descubriendo la falta de recursos psíquicos.

Los conflictos resueltos a su tiempo nos dan la posibilidad de mejorar, crecer y madurar. De hecho, superar un problema nos ayuda a progresar.

Hay personas que escapan de las crisis, porque temen perder el control en el hipotético enfrentamiento.

Lo aconsejable sería enfrentarnos a las crisis con la sana intención de solucionarlas.