Opinión
Por
  • PABLO PUEYO CANALÍS

Un año inolvidable

Corría el año 2008. Después de haber estado en el Alcoraz varios partidos en segunda B (vaya aguacero el día de la Ponferradina) y haber vivido in situ los playoffs de ascenso frente a Córdoba y Écija, con el confirmado ascenso a segunda A un grupo de amigos, como otros muchos, decidimos hacernos socios del Huesca. Y hasta hoy.

Entre tantos años buenos, regulares y malos (con descenso a segunda B y no ascenso incluido) recuerdo los inicios en los que nosotros dábamos por bueno simplemente poder estar unos años en segunda y disfrutar del equipo en el fútbol profesional viendo pasar equipos y jugadores que hasta ese momento sólo habíamos visto por televisión. Bueno, no todos. Santi, el optimista del grupo siempre creyó en que el Huesca pudiese ser un nuevo Numancia. Un equipo muy consolidado en segunda que lograse estar en algún momento en primera (perdón Santi por tratarte de loco).

Estas semanas, en las que se ha confirmado el descenso de categoría y en las que se podrían pasar muchas cuentas, a mí sólo me sale dar las gracias.

Gracias a los rectores del club por permitirnos vivir este sueño.

Gracias, Francisco, por haber conseguido que el equipo se aferrase a la posibilidad de salvación hasta el último instante.

Gracias, plantilla, por la entrega y la profesionalidad.

Gracias, capitán, por tantas tardes.

Y gracias, Alcoraz, por esos últimos 10 minutos del día del Valencia. Para mí tan emocionantes como los días en los que celebramos ascensos.

Porque dentro de poco tiempo podamos volver a celebrar la vuelta a la máxima categoría.

Fieles siempre, sin reblar.