Opinión
Por
  • ANTONIO VALDÉS PALACIO

El apoyo del pueblo a fundaciones como Arcadia

En nuestro país existen muchas fundaciones privadas sin ánimo de lucro que dan empleo y servicios de atención a personas con algún tipo de discapacidad. Hasta ahora funcionaban autónomamente y creaban talleres para integrar laboralmente a ciudadanos y a la vez darles unos salarios para complementar sus pensiones. La ley de contratación del estado obliga a que los servicios y atenciones que hasta ahora se llevaban a cabo muy bien los saquen a subasta pública para que puedan cogerlos empresas privadas.

La causa de ello ha sido la crisis del ladrillo, que ha derivado de que muchos empresarios de la construcción hayan creado sociedades con el fin de suplir los beneficios y sacar dinero de las arcas del Estado con contratas de este tipo de servicios. La mayoría de estas empresas pujan por debajo de lo que puede pagar la fundación, pero el buen funcionamiento en sus tareas y obligaciones después de ganar el concurso deja mucho que desear.

Se entorpece el nivel de la calidad y excelencia de las antiguas adjudicarías. Estas, además, generaban empleo, velando por las condiciones de trabajo de sus usuarios para que no se llevaran a cabo prácticas de sobreexplotación y estrés, sino que el trabajo era una forma de terapia en función de las posibilidades de cada uno. También pagaban unos sueldos dignos a los discapacitados y profesionales que les atienden.

Hay que luchar entre todos para que los organismos existentes antes de este ley mantengan su infraestructura y sigan apoyando los intereses de los enfermos. Para esto tenemos que salir a la calle hasta que el gobierno quite esa práctica y deje en paz a estos entes que realizan muy bien su labor manteniendo contentos y felices a quienes trabajan allí. A la vez reciben terapias que al licitarlo se perderán por el ánimo de lucro.

Tenemos que hacer de todo esto una causa a nivel nacional de movilización en todas la capitales de provincia y no parar, como hicieron en el barrio de Gamonal en Burgos. Desde las instituciones afectadas hay que hacer una piña y salir a la calle. Es necesario que usuarios y profesionales manden cartas a los periódicos para dar a conocer la situación y se recojan firmas, como se hizo en Arcadia, en Huesca. Pensemos que está en juego la salud y el bienestar de un colectivos desfavorecido a la hora de encontrar empleo en empresas privadas y con unas pensiones muy bajas. Necesitamos el apoyo del pueblo para que salga a la calle, y yo creo que escribiendo artículos como este lo harán y lucharán hasta vencer, ya que los derechos humanos de estas pobres gentes están por encima de la avaricia de aquellos que solo creen en el dios don dinero.