Opinión
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  • OLEGARIO VIÑUALES SUS

La Virgen y sus peregrinos

A los que vivimos en Zaragoza nos gusta ir a ver la Virgen del Pilar en su casa (la Basílica del Pilar). Cuando éramos muy jóvenes era como una excursión, fuimos creciendo y más que una excursión era un paseo. Pero cuando cumplimos los sesenta años, además de la oración de siempre , cuando hablábamos a la Virgen le ofrecíamos esa mortificación. Algunas veces íbamos de vez en cuando, sobre todo si teníamos algo que hacer cerca de su casa. Otros se proponían ir una vez al mes porque vivían más lejos de ella, otros cada semana, principalmente los sábados o domingos, si las obligaciones con la familia se lo permitían. Puede que algunos vayan a hablar con Ella todos los días porque no tengan nada que hacer (por ejemplo los jubilados) y es una forma de ocupar el tiempo que les sobra.

Otros no van porque les importan un bledo las religiones, algunos de ellos agnósticos y otros ateos pero si viene algún amigo de otras ciudades al pasear con ellos les enseñan la Basílica y les indican donde está la imagen de la Virgen. Seguro que la Virgen (mujer al fin y al cabo) le gustará que la vayan a ver y sobre todo si le dicen algo, aunque sea solo una jaculatoria o una apalabra o frase corta para saludarla.

En España todos los pueblos o ciudades tienen una imagen de la Virgen. Bendita sea esta nación que tiene esa devoción a la que Dios, cuando bajó del cielo haciéndose un hombre, nació en su seno.