Opinión
Por
  • MARIANO RAMÓN

SD Huesca

No cabe otra opción que la de felicitar a los jugadores de la Sociedad Deportiva Huesca por la lección del pundonor puesto en el empeño de mantener al club en la Primera División, del fútbol español, y por su trabajo para ilusionar a los miles de aficionados que cada jornada ha vivido los avatares de la competición ligera. Por imperativo de la edad he presenciado todos sus partidos desde mi butaca y ahora no puedo por menos que unirme a las felicitaciones. De aquel equipo de los años cuarenta cuyos partidos presenciaba acomodado en la ventana de un edificio aledaño al campo de Villa Isabel guardo buenos recuerdos al igual que los tendrán quienes ahora son niños y son llevados por sus padres al campo de El Alcoraz si bien el horizonte deportivo de entonces se fijaba en los campos zaragozanos. Todo era más limitado y ningún aficionado miraba más allá. Pero transcurrido cierto tiempo se ascendió a Segunda División y de Villa Isabel se pasó al campo de San Jorge donde un jugador de la cantera (Moreno) marcó al Sabadell un gol de antología desde fuera del área, a lo Messi. De Villa Isabel, pues, a El Alcoraz pasando por San Jorge consta la historia del fútbol oscense prologada en otros campos que no conocí. El fútbol es un fenómeno social de difícil comprensión a la luz del raciocinio pero que genera riqueza a costa de los millones de personas que entretienen sus festivos en las gradas de los estadios o ante las pantallas de televisión que por añadidura establece relaciones entre gentes que de otro modo no se hubieran relacionado. Ocho mil espectadores más o menos tienen cabida en El Alcoraz gracias a la buena administración de los rectores del club. Los jugadores han bregado y de qué manera hasta última hora para mantener la categoría liguera por lo que merecen el aplauso de la ciudad cuyo nombre han paseado por toda la geografía española. Gracias, pues, una vez más a todos ellos y a su entrenador y también y ahora más que nunca nuestro apoyo, pues, tal como dice la jota "pa" las cuestas arriba quiero mi burra que para las cuestas abajo yo me las subo.