Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

La decisión naranja definirá el mapa

El resultado de las elecciones autonómicas y municipales ha dejado espacios tan abiertos para la configuración del poder que bien podríamos recordar al ministro Cabanillas en la Transición cuando, tras una jornada de urnas, espetó: "Hemos ganado, no sé quién, pero hemos ganado". Efectivamente, la jornada resultó agridulce para las dos principales formaciones del tablero político, el bipartidismo otrora todopoderoso que, eso sí, ha superado de nuevo la mitad de los sufragios que perdiera -por descalabro del PP- en las generales. Entre ambos han sumado 52 de cada 100 votos. El PSOE ha avanzado en el poder municipal y autonómico, aunque menos de lo que presagiaban las encuestas, mientras el PP ha salvado un órdago enorme apenas un mes después de su noche más aciaga de los últimos lustros, al retener más que previsiblemente la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid además de algunos feudos tradicionales.

Las vistas, en todo caso, están puestas en Ciudadanos, que se ha erigido en el gran objeto de deseo. En la constitución de parlamentos y ayuntamientos, y particularmente en los principales de Aragón, su voluntad será la que otorgue presidencias y alcaldías. Tendrá el partido de Rivera en Madrid y de Pérez en Zaragoza que realizar un encaje de bolillos y una reflexión, en medio seguro de interminables diálogos, para perfilar su papel institucional. Algo que no podrá hacer Podemos, que ha padecido un golpe extraordinario y generalizado. Pérdida de muchos de los concejos del cambio en grandes capitales y caída de su influencia.

Las elecciones municipales y autonómicas ofrecen tantas lecturas que no es sencillo aunarlas, pero también representa la gran responsabilidad de los partidos para abrir nuevos mandatos para el interés general.

Diario del AltoAragón