Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El merecido descanso del Rey emérito

Ha anunciado el Rey emérito Don Juan Carlos, en una misiva al monarca Felipe VI, su retirada de la vida pública con el cese de la actividad institucional que no había abandonado desde el 2 de junio de 2014, cuando abdicó en la figura de su hijo. Desde entonces, ha seguido representando a la institución en casi 120 actos en los que ha puesto de manifiesto su profundo sentido de Estado y su amor inconmensurable a España.

Hace coincidir la fecha con el quinto aniversario desde aquel paso a un lado de la Corona y pocos meses después del cuadragésimo aniversario de la Constitución española, en la que tuvo un papel fundamental Don Juan Carlos. Un acontecimiento memorable que le ha hecho reflexionar sobre la conveniencia de retirarse a descansar. De este modo, se clarifica también la representatividad de la Casa Real frente a determinadas suspicacias que han emergido cada vez que el monarca emérito y Doña Sofía han aparecido en celebraciones familiares u oficiales.

En la extensísima hoja de servicios al país que ha protagonizado Don Juan Carlos, marcada por hitos extraordinarios y también por su contribución como embajador ante la práctica totalidad del mundo, la observación nos conduce a la conclusión indefectible de que el Rey que en 1975 asumió la más alta responsabilidad del Estado ha sabido medir siempre los tiempos, las apariciones y las actuaciones. Más allá de algunas escenas en su vida que han querido ser aprovechadas por algunos grupos detractores para minimizar su rol institucional, España le debe una gratitud eterna al gran adalid de la transformación en una democracia consolidada, que sublima su valor justamente cuando los ciudadanos han tenido la oportunidad de definir sus gobiernos próximos.