Opinión
Por
  • CARMEN RAMOS NAVARRO

Signo de la ambición humana

Los atascos en nuestra sociedad globalizada han pasado a ser parte de nuestras vidas hasta el punto de estar totalmente normalizados.

Suelen hacer acto de presencia ineludiblemente en ciertas fechas del calendario, tales como "puentes", Navidades, Año Nuevo, así como salidas y entradas de vacaciones, siendo las horas punta -generalmente al inicio de la mañana- y las centrales del día, las más conflictivas.

Claro que la conducción indebida por los cambios de carril a destiempo, la circulación sin mantener la obligatoria distancia de seguridad, y la tardanza más de lo debida en acelerar tras el cambio de semáforo, pueden generar horas perdidas y colas interminables kilométricas.

Ahora bien, hemos de dar gracias a ciertos avances tecnológicos como el Google Maps, que nos evitan esos horribles embudos en carreteras y autopistas, a base de facilitarnos la ruta con menos problemas de tráfico, porque el factor humano es prácticamente imposible de evitar.

Ahora bien, el atasco récord de altura y signo de la ambición humana ha sido el acaecido el miércoles pasado en la mayor montaña del mundo, como es el Everest de 8.848 metros, donde más de 200 alpinistas coincidieron en un estrecho paso de la ladera cercana al impresionante pico del Himalaya, con el fallecimiento de 2 de ellos, lamentablemente.