Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La etapa de la resiliencia

La Sociedad Deportiva Huesca ha recibido una de las más duras pruebas de su historia, si no la que más, probablemente por encima de descensos y de cualquier circunstancia deportiva. Un club que ha presumido -legítimamente- de valores, de gestión, de rigor y de deportividad ha quedado en entredicho por la operación policial y posteriores diligencias judiciales que han afectado a su presidente y al médico, a pesar de que evidentemente la sociedad no puede verse manchada por las actuaciones individuales y de que la presunción de inocencia constituye un derecho constitucional que recomienda paciencia, sensatez y prudencia antes de cualquier pronunciamiento que concluirá con el final del proceso.

En todo caso, la dimisión de Agustín Lasaosa y la asunción del cargo de consejero delegado por parte de Manuel Torres, a la espera de la designación de presidente -no hay que tener prisa ni pausa, porque se trata de una determinación crítica para la recuperación del buen nombre de la entidad- define el arranque de una nueva etapa que bien podríamos denominar la de la resiliencia. Durante los últimos días, Huesca y el club han caído en depresión profunda, temiendo las peores consecuencias y viviendo con tristeza una situación que no merece la afición ni el territorio. Desde ayer, conocida además la solicitud de la Fiscalía de sobreseimiento de cualquier responsabilidad societaria, hay que recuperar paulatina pero firmemente la actividad, el orgullo y los valores, todo afectado por un escenario terrible que ha llenado de zozobra y nubarrones nuestro ánimo. Mientras se sustancia paralelamente toda responsabilidad en los tribunales, hay que preparar la temporada, inyectar ilusión en los altoaragoneses, ganar a pulso la imagen y reengancharse a una trayectoria que no rebla.