Opinión
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  • PASCUAL ASCASO

Testigos permanentes de la desidia y el abandono

De color político distinto han pasado por el ayuntamiento de Huesca gobiernos municipales sin que nadie le haya hincado el diente al problema estrangulador que provoca la vivienda que hay en el paseo Lucas Mallada, junto al centro veterinario Los Olivos. Vamos a ver si el nuevo gobierno municipal, tomando el toro por los cuernos, soluciona este problema, realojando primero a la familia que allí vive y desmantelando a continuación dicho inmueble dejando expedito ese paseo, que es una vía muy transitada.

Muy acertado fue el paso que dieron con las viviendas chabola que había en el cerro de Las Mártires, realojando a las familias y derribando las chabolas. En el caso que hoy me ocupa creo que hay que hacer exactamente lo mismo. Diálogo y voluntad son los ingredientes para solucionar el problema.

Sin salir de esa zona diré que el cauce canalizado del río Isuela, está, no sucio, sino lo siguiente. Algo que habría que mirar con agrado hay que hacerlo con repugnancia porque no invita a otra cosa.

Los puntos de luz que un día se instalaron en la zona de la muralla norte, junto al torreón, para iluminar a este resto histórico, están convertidos en chatarra y ni se quitan ni se restauran. La fuente de la plaza Carmelitas que un día lució haciendo más bella a esa plaza, destartalada e inservible está como si no fuera con nadie el rehabilitarla y ponerla en servicio.

No me digan que todos estos casos y muchos más, parecidos a estos, no son testigos permanentes de la desidia y abandono que sufre la ciudad.

Menos mal que aunque ha costado se ha dado solución a la acera que los plataneros habían levantado en el puente de San Miguel. La solución que se ha dado a la misma me parece muy acertada. Justamente el viernes, antevíspera de las elecciones, se puso en servicio. ¡Qué casualidad! Algo idéntico sucedió con la zona de Ramón y Cajal restaurada que también ese mismo día quedó expedita para todos pudieran pasear por ella y quizás esto se hiciera, intencionadamente, como invitando a que fuesen más los que pasaran por las urnas. ¿No es otra casualidad No queremos testigos permanentes de la desidia y el abandono, sino que todo se mantengan en perfecto estado.