Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Confianza en las organizaciones sociales

Cuando se conoce un caso como el del enriquecimiento ilícito de una organización que ha recaudado fondos supuestamente a beneficio de niños oncológicos, una corriente de rabia desemboca en una conclusión contra la que hemos de combatir: la generalización de todas las causas y de todo colectivo del Tercer Sector. Sucede exactamente igual que en el caso de las ONG, injustamente estigmatizadas por los abusos de unas pocas a las que, evidentemente, hay que castigar con el peso de la ley -en caso de que hubiera acción punible- o de la indiferencia si sus prácticas atentan contra la ética. La vida continúa y las necesidades cobran una vigencia superior porque la falta de credibilidad, cuando se extiende, deriva en una menor concienciación y generosidad. Ayer mismo, se producía la cuestación de la Asociación Española contra el Cáncer y sus huchas no debieran haberse visto privadas de un solo céntimo de los potenciales, porque indubitablemente el destino va a ser la terapia, la investigación, el acompañamiento, la prevención y la sensibilización.

Cierto es que hay que tomar precauciones. No ya porque, como escribía Baltasar Gracián, la confianza es la madre del descuido o, según Quevedo, el mayor despeñadero. Exactamente igual que el ciudadano ha de ser un consumidor responsable, en esta materia también ha de informarse para evitar estas fugas de dinero tan trascendental para avanzar contra las enfermedades o, en otros casos, para apoyar proyectos en torno a la discapacidad o la dependencia. La confianza es una virtud en la relación social que incorpora seguridad, esperanza y ánimo, por lo que no podemos permitirnos el lujo de renunciar, ya que en juego está la justicia y la equiparación de oportunidades. Leña al delito, fuego amigo a las prácticas ejemplares.