Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un Festival con propósito

Decía ayer Rubén Moreno en la entrevista de nuestro diario que dirigir el festival es algo en lo que cree y que le emociona dentro de su vocación de servicio. La gran cita cinematográfica que, desde hace 47 años, se organiza en Huesca ha transitado por diversas vicisitudes, primero con sus grandes promotores capitaneados por Pepe Escriche, posteriormente en otras etapas en las que primero hubo que vencer la tristeza y la melancolía, y después dar un paso adelante porque no sólo era cuestión de supervivencia sino de proyectar el compromiso de la ciudad, de las instituciones y del tejido social con un acontecimiento con personalidad.

En esta nueva etapa, que abarca algo más que el último lustro aunque con diferentes direcciones, el Festival Internacional de Cine de Huesca ha encontrado su propósito, esto es, el conjunto de objetivos que lo convierten en referencia imprescindible para todos cuantos en su entorno trabajan, para todos los que identifican que, efectivamente, éste es un foro imprescindible para los amantes del séptimo arte. A esta causa ha contribuido también la habilidad de los organizadores para involucrar a la ciudad, para meter a los oscenses en las salas y para exprimir esa hospitalidad que ensambla la temperatura de junio con la calidez humana y con la calidad del programa. Los homenajeados son conscientes de que asisten a un agasajo con las firmas de Luis Buñuel y Carlos Saura, los jurados se sienten concernidos por la alta responsabilidad de elegir al Danzante que galopará en la carrera de los Óscar, los visitantes saben que van a beber de la belleza y los contrastes de la vida, y los propios expresan su orgullo porque, camino del medio siglo, esta voluntad hecha cinematografía está más viva que nunca.