Opinión
Por
  • BERNARDO VICENTE CEBOLLERO

Reflexiones muy políticamente incorrectas

Los ciudadanos, una vez pasados por las pilas electorales y percatándose de ser tratados por los elegidos como en un bautizo ortodoxo chipriota, desde la sorpresa, la confusión, la ira y el toreo, piensan al releer la Constitución y atascados en el artículo 1.2 que, en la idealidad y para otros en la realidad, sobraría la casta política y bastaría con la existencia de la Guardia Civil para al menos cuidar la salud mental de la soberanía nacional, puesto que si con el sistema bipartidista, tanto el gobernante como la oposición, se han dedicado prioritariamente en comandita a la obtención de un beneficio partidista y si ahora, en el caso de un sistema pluripartidista de control mutuo, la actividad política sigue reduciéndose a disparates entre los partidos comprometidos, es evidente que, en ambos casos, el interés general puede llegar a ser olvidado hasta en la RAE con el apoyo de la memoria histórica de Zapatero. Ante este embrollo y malicia en el escenario político se presume que, lo que diversos representantes públicos pretenden, además de enriquecerse, no sólo es cambiar la historia de la Nación, sino también llevarnos, sin miramiento alguno, hacia otra guerra civil como en 1936 sólo para ver si esta vez se pueden apuntar la victoria.