Opinión
Por
  • ASUN SÁNCHEZ RAMOS

Agua

La bella ciudad del noreste italiano, conocida internacionalmente por las góndolas de sus canales y por ser santo seña del romanticismo, parece estar últimamente en pie de guerra.

Así, los venecianos de modo unánime, han dicho "basta" mediante diversas movilizaciones, al enorme número de mastodontes del mar que la visitan diariamente, con miles de pasajeros a bordo procedentes de todos rincones del mundo.

Porque, pese a generar ingentes ingresos en las arcas municipales de esta ciudad portuaria, estos macro buques de las grandes compañías navieras han provocado efectos devastadores, ya que -además de sus fuertes vibraciones y ensordecedores ruidos, etc.- sobre todo, las emisiones contaminantes de estos gigantes marinos son 20 veces superiores a las de los autos.

Quizá pudo ser la gota que rebasó el vaso de agua la pérdida de control y el choque posterior acaecida el domingo pasado de un mega crucero con un vapor de un canal, accidente que milagrosamente no dejó muertos, sino 5 heridos leves y pánico.

Nunca es tarde, pues, para que empecemos a tomar conciencia del desastre ecológico desatado por el hombre en nuestro planeta para que las consecuencias no sean terribles y, también, que nos comprometamos a luchar sin descanso por la rehabilitación del aire, de la tierra y del agua.