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  • Diario del Altoaragón

La gastronomía a calzón quitado

Pecan muchos congresos de falta de rigor, de criterio, de reflexividad y de crítica. En esos casos, muy abundantes, se convierten en un evento lúdico en el que el contenido es lo de menos. Bien es cierto que el hecho de congregar a personas de colectivos concomitantes ya tiene su valor, porque la propia comunicación es virtuosa. Sin embargo, si se desea ir más allá, hay que planificar el evento de manera meticulosa, combinar el ocio y la programación para que el intercambio sea eficiente y, para acabar, proponerse la elaboración de unas conclusiones que mejoren el funcionamiento de la actividad profesional o vocacional. Entonces adquiere el sentido de ejercer de motor de desarrollo.

Gastromanía 2019, el congreso celebrado durante dos días en Zaragoza, ha incidido en la redefinición, la evolución terminológica y las expectativas de un universo que, tal y como se indicó en el estudio de KPMG, sustenta el 33 % de la economía española ya que es la confluencia de sectores como la nutrición, la hostelería, la restauración, el comercio, el turismo, la comunicación, los servicios,... Demasiada trascendencia en la vida de todos nosotros, que además dependemos de sus manifestaciones saludables, sociales y sostenibles, como para andar por las ramas de lo políticamente correcto y renunciar a esa herramienta imprescindible para progresar que es la audacia. En el panel de ponentes, no sólo reputados profesionales transversales, académicos sapientísimos y exponentes de espacios nucleares como los fogones, sino sobre todo su condición de amar la gastronomía hasta el punto de querer convertirla en una ciencia, de volver a entroncar con las tradiciones más aconsejables y de avanzar ineludiblemente hacia conceptos emocionales de la experiencia y de la prosperidad de un espacio complejo y con retos que no admiten componendas.

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