Opinión
Por
  • AURELIO BIARGE

Una llamada de atención

A raíz de un excelente y oportuno estudio realizado por la Universidad de Oviedo, saco las conclusiones siguientes: Entre los años 2000 y 2015, se registraron en todo el mundo 664 ataques de oso pardo a seres humanos; de ellos, el 14"3 % mortales. Estos son los ataques con muerte confirmados; sin duda, hay otros dudosos, no reseñados o que han quedado en el anonimato. En Europa, se dieron 291 ataques (6"6 % mortales).

Los 664 ataques a seres humanos tienen la siguiente motivación: el 47 % se debieron a reacciones defensivas de osas con crías; el 20 % fueron encuentros repentinos a corta distancia; el 17 % tuvieron que ver con perros; el 10 % están motivados por osos heridos o enfermos; y el 5 % por una actividad predatoria de los osos.

El comportamiento normal de un oso, macho o hembra, es evitar a los humanos; pero ahora los humanos están en todas partes, incluidos los territorios de la preferencia del oso. El turismo actual de masas se atreve con todo (ascensiones, barranquismo, espeleología, travesías, en cualquier época del año). Los hábitats del oso con cada vez más accesibles, con creciente probabilidad de encuentro.

Los osos, sobre todo en primavera y verano, están siendo empujados fuera de sus querencias. Los osos se están enrocando en planos altos y áreas escondidas que suelen ser las más pobres en recursos alimenticios. Con el estómago vacío, merodean en torno a los poblados: basuras y recintos ganaderos.

En España, hay 300 osos en la Cordillera Cantábrica y unos 50 en los Pirineos. Estos últimos, según los últimos seguimientos, se mueven mucho más a menudo y más lejos de lo que se pensaba; peregrinajes Este-Oeste y viceversa que pueden estar relacionados con el celo.

En consecuencia, tenemos unos osos y osas disputándose sus territorios, nerviosos por la presencia humana, inquietos por el celo y deficientemente alimentados. Es una mala combinación.

En mi modesta opinión, alguien tiene que informar muy detalladamente a ganaderos y turistas de lo que está pasando y puede pasar. Es urgente, porque, si se sigue mirando hacia otro lado, dejando a los ganaderos y turistas a su suerte, va a suceder pronto un "encuentro repentino a corta distancia" de consecuencias muy lamentables.