Opinión
Por
  • ENRIQUE SERBETO

El efecto Ohio

Ohio. El otro día leí en alguna parte que Huesca había dejado de ser el Ohio español, después de la rocambolesca investidura del alcalde de la ciudad. Yo pensaba que el fenómeno de reflejar a pequeña escala el resultado electoral del conjunto de España se atribuía a toda la provincia, pero en todo caso, lo que ha pasado esta vez en el ayuntamiento de la capital en mi opinión confirma con creces que seguimos siendo el mejor retrato del conjunto del país. No hay ningún episodio que refleje con más sencillez y más rapidez esa zarzuela de pactos y desencuentros –tan difícil de seguir, por cierto- que se ha dado por todas partes. Y eso puede ser bueno para mi autoestima, porque para alguien que como yo se dedica a presumir de oscense, está siendo un buen tema de conversación. Incluso Buenafuente parece que lo ha sacado en uno de sus monólogos, hasta ahí llegamos. Sin embargo, hubiera preferido que Huesca capital hubiera dejado de ser Ohio de verdad y que las cosas se hubiesen producido con algo más de naturalidad.

Urge, creo yo, que los que se dedican a la política hagan una reflexión sobre su propio papel y sobre lo que están aportando a una sociedad compleja y cambiante como la actual. Y eso que, desde la distancia, en este caso me parece que, a pesar del segundo capítulo del sainete con el amago de moción de censura, por ahora la actitud tanto del alcalde inesperadamente reelecto Luis Felipe como la de la alcaldesa nonata Ana Alós ha sido bastante razonable. El uno se ha tomado las cosas con calma y la otra ha dicho que se ofrece para garantizar la estabilidad institucional que es lo primero que se necesita para la mejor administración de las cosas públicas en la ciudad.

Nada que ver con lo que ha pasado en Castejón de Sos, donde también se producía a veces el efecto Ohio, pero las cosas han quedado exactamente igual que estaban, con una mayoría absoluta del alcalde. En Benasque, que siempre ha sido un poco diferente en política, también se han quedado las cosas igual que estaban (eso sí, sin mayoría absoluta). Y, por cierto, a ver si los dos alcaldes, José Manuel Abad e Ignacio Abadías, aprovechan que comparten la afiliación política para trabajar de una vez en serio en la integración del Valle que es la única manera de invertir en el progreso de todos.

Eso, unir, es lo que está haciendo la SD Huesca, que tampoco será nunca el Ohio Fútbol Club. A pesar de haberse visto involucrada en esta maraña de escándalos sobre apuestas amañadas (que es algo que, por cierto, sucede en muchos países con más frecuencia que en España y que viene abonado por las grandes cantidades que se apuestan en Internet desde China) después de haber descendido a segunda, está peleando por levantar la cabeza para seguir siendo el equipo de toda la provincia, con ilusión y con entusiasmo. Siempre sin reblar. ¡Así se hace!