Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El Ágora donde nos retratamos

Los Porches de Galicia se convirtieron en un Ágora siglos después de que los griegos erigieran las plazas como espacios en los que reunirse, debatir, discutir y conciliar para alcanzar conclusiones con las que mejorar la ciudad. Así se denomina el Foro del Comercio Oscense que la Asociación y Marketing de Pymes organizan desde hace tres años en los inicios del estío y habilitando, gracias a la gentileza y sobre todo el compromiso de personas y firmas, un auténtico salón de estar en el corazón de la ciudad. Bajo el epígrafe de Nuevos Horizontes, el escenario urbano se erigió en una oportunidad para conocer las visiones de acreditados expertos de las aplicaciones y las tendencias tecnológicas, pero también las formas de relación entre las tiendas y los consumidores, entre los nuevos formatos y los tradicionales.

En el Ágora, antiguamente, se producía una especie de retrato de las posiciones de cada uno de los participantes, desde los pasivos a los dinámicos, de los individualistas a los que concebían en toda su dimensión la res pública, de los sacrificados a los perezosos, de los intelectuales a los profundamente trabajadores, porque en la diversidad se encontraba la confluencia que había de conducir a la comunidad hacia la virtud, la sostenibilidad y el progreso. Cuando el comercio de Huesca celebra un acontecimiento de concienciación en torno a la palabra que ha de dar paso a la acción para que las ideas echen a rodar, todos quedamos inmortalizados en nuestra posición y en nuestro nivel de coherencia: el apego al territorio, la capacidad de cooperación, la sensibilidad respecto a nuestros vecinos, la responsabilidad en el consumo, los valores de la proximidad y de la confianza, el anhelo de comunicarnos y de rozarnos. Somos de piel, pero el músculo hay que ejercitarlo.