Opinión
Por
  • FRANCISCO SANZ

Las víctimas y la triste desmemoria

ETA ha sido derrotada. La normalidad impera en el País Vasco. Hay que integrar a los radicales en las instituciones. Ya vale de vivir de ETA. Arnaldo Otegi es un hombre de paz y un demócrata. No se puede instrumentalizar el terrorismo. La violencia es de intensidad baja. La paz se ha abierto camino. Hay que pasar página.

Las víctimas del terrorismo, y singularmente las de ETA, entre las que se hallan muertos, familiares, secuestrados, extorsionados, intimidados, amedrentados, golpeados, insultados y desprovistos del derecho básico de la convivencia, padecen todas las frases arriba aludidas. Es el acomodaticio consuelo de una parte de la sociedad ventajista, que prefiere mirar hacia otro lado mientras caminan, meditabundos y tristes, quienes no pueden olvidar ni un instante de sus serenas pero afligidas existencias a los seres queridos a los que enterraron o a los que recogieron de las garras de los criminales. En la desmemoria de la historia reciente -cruel paradoja con la exigencia de la remota-, se agolpan los agravios y las remembranzas, aquellos presentes, éstas intactas. Porque la justicia y la dignidad se rebelan contra las amnesias.