Opinión
Por
  • ENRIC BARRULL CASALS

La batalla educativa comienza

La noticia de la suspensión del festival educativo "Ven y verás" producía una profunda desazón en no pocas personas. No solo por lo genial de la idea originaria de la delegación de educación de la diócesis de Getafe ?una diócesis puntera hoy en España en muchos ámbitos-, sino por la frescura de la propuesta y la originalidad bien articulada. Tenía todas las claves de un éxito seguro en cuanto a participación y expresión de la alegría cristiana. Una fiesta de la vocación educadora.

Por más que nos empeñemos en lo contrario, la necesidad de símbolos sociales públicos de vocación y misión de la educación católica en nuestra sociedad es hoy una prioridad. Si, como parece, han sido los criterios de oportunidad política los que han frustrado la iniciativa, es un primer mal síntoma de cómo se va a afrontar la inminente batalla educativa que nos espera. Como decía Chesterton, "un verdadero soldado no lucha porque tenga algo que odia delante de él; lucha porque tiene algo que ama detrás".

Además, hay una contradicción interna en la argumentación. No se quiere que el acto se entienda como una manifestación de fuerza política, en clave política, y se suspende por un criterio de prevención ante una reacción a una visión política del acto, que no es la que está en su naturaleza. ¿O por qué si no No nos engañemos. Es un lugar común que la ley educativa que está en el "congelador", y que suponemos se pondrá en marcha en cuanto se constituya el nuevo gobierno, va en la línea de disminuir libertad de educación ahogándola poco a poco en sus distintos aspectos (clases de religión, colegios concertados, educación especial...).