Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Fútbol, sólo fútbol

Volvió a rodar el balón para la Sociedad Deportiva Huesca. Y, con el esférico, del césped emergió de nuevo el abanico de valores que, pese a las tempestades, los infundios y las supuestas actuaciones individuales -también presuntas en su inocencia-, sigue irradiando la camiseta del club, de la afición, de la ciudad y de la provincia. De las palabras de Pulido, erigido en primer portavoz en la nueva pretemporada, de los gestos de algunos otros y de las negativas de todos los presentes, brotaron las mayores contundencias. Como en otros aspectos fatídicos de la vida, no es no, y en el espíritu y la esencia de la familia azulgrana la negativa aflora a todo lo que tenga que ver con la vulneración del espíritu del deporte y de su rey, el fútbol.

A las grandes y sólidas embarcaciones hay que hundirlas porque, de quedar tan sólo tocadas, resurgen de las melancolías y lanzan todas las velas para recibir el impulso del viento, con el timón firme a las órdenes del capitán, con las funciones perfectamente coordinadas y con la sala de máquinas efervescente de energía. Suturadas las vías de agua emocionales, la transformación está en marcha para, desde hoy, con el paréntesis obligado de la resolución en la justicia palaciega, dedicarnos al asunto nuclear de un club, que es jugar a fútbol, prepararse para los éxitos e inyectar ilusión para que los seguidores se concentren en hablar de fútbol, sólo fútbol. Como la obra coral que es, a Míchel le tenemos encargado el encaje de los buenos bolillos que se van a llenar hasta las trancas de la sed de triunfos para revivir aquella maravillosa noche primaveral en la que todos nos despertamos con la autoestima por las nubes y la certeza de que, con voluntad, sí se puede. Sin complejos, con pasión, mucho compromiso y responsabilidad, ensayamos para una sinfonía que, acabada, suene a gloria.