Opinión
Por
  • ROSA MACHÍ PRAT

Leed la Biblia

Creo que somos hijos de nuestras circunstancias y que por encima de todo hay que respetarse y aceptarse. Soy una persona que he tenido la oportunidad de conocer y de experimentar y cuando más mayor me hago, más me convenzo de que nuestra existencia está intrínsecamente, indivisiblemente e inexcusablemente unida a Dios y a la naturaleza por Dios creada. Creemos que somos dueños de nuestra vida, que podemos hacer con ella lo que queramos, y eso sólo es un espejismo. No somos dueños de nada ni de nadie, cuando más parece que hemos llegado a lo más alto, surge algo que nos deja caer inexorablemente del seguro pedestal en el que estábamos entronados, devolviéndonos a la realidad que tantas veces hemos despreciado. Llegamos a la vida salidos de la tierra y a la tierra volveremos cuando menos lo esperemos. Si humildemente escuchamos a Dios, si no nos dejamos llevar por la soberbia y la hipocresía, si reflexionamos y la coherencia y la responsabilidad nos acompañan, descubriremos una paz interior que con todo el dinero del mundo no se puede comprar.

A pesar de los progresos tecnológicos y la facilidad para comunicarse, las personas estamos cada vez más aislados y vacíos, porque hemos ignorado las leyes que nos rigen; las enfermedades mentales proliferan y cada vez estamos más lejos de experimentar una felicidad simple y verdadera. Es a la hora de la vejez y la muerte, donde la soberbia deja paso a la humildad y la persona se arrodilla y reza pidiendo a Dios ayuda, despojándose de la máscara del todo poderoso, de la que ha hecho alarde durante toda su vida (no hay ateos tras las trincheras).

La Biblia es el libro más leído del mundo, por algo será; en su estudio y la práctica de sus preceptos, se halla el camino que lleva a la estabilidad de nuestra existencia. Seas ateo, agnóstico, profeses una religión u otra, no lo dudes, Dios está ahí.