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  • Diario del Altoaragón

La evolución del sector primario

Suene como suene, el sector agroganadero constituye a fecha de hoy el paradigma de la evolución para adaptarse no sólo a los tiempos, sino a las necesidades y a las expectativas. Es difícil encontrar otra actividad donde hayan incorporado con semejante versatilidad y fluidez las nuevas tecnologías, las tendencias para la sostenibilidad, las exigencias para servir salud y la conciencia de que se precisan infraestructuras de gran capacidad y excelencia para conseguir esa ecuación virtuosa y compleja que es la de la rentabilidad de las explotaciones en un panorama globalizado en el que, sin embargo, no todos los actores tienen el mismo guion ni exigencias siquiera similares.

Tiene que extinguir definitivamente la sociedad las llamas de la desconsideración que, durante décadas, han acompañado a unos profesionales y unos empresarios que se han dejado hasta el último aliento en una misión cuya definición es tan sencilla como la de darnos de comer a todos. Y que, dentro de una formulación tan simple, aloja peculiaridades como la exigencia de entregar la calidad óptima, el precio razonable, la seguridad nutricia prácticamente absoluta, el respeto por el medio ambiente inherente a las tareas desde nuestros ancestros e incluso el anhelo competitivo de convertir los bocados de sus sacrificios en placeres en los sentidos de los destinatarios. En esa hoja de ruta, la comunión público-privada es imprescindible porque nos hallamos ante un bien de interés general, y de ahí que sea plausible la complicidad de Seiasa y Riegos del Alto Aragón para unas obras tan extraordinarias como las de los riegos de Orillena, que permitirán modernizar las explotaciones gracias a una inversión de 21,5 millones de euros para balsas, redes de riego y estación de bombeo. Un tajo largo en el tiempo e imprescindible para el futuro.

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