Opinión
Por
  • ASUN SÁNCHEZ RAMOS

La gratitud

En el mundo actual resulta tan habitual vivir de una manera acelerada que, en multitud de ocasiones, pasan acontecimientos realmente espléndidos a nuestro alrededor y olvidamos dar las gracias por ellos.

Pese a que la virtud de la gratitud enaltece enormemente a quien la pone en práctica, más de uno -no obstante- se permite pasar olímpicamente de ella, en una clara demostración de egoísmo.

Así, en ese acto de dar sinceramente las gracias, estamos manifestando afecto y reconocimiento a alguien que nos prestó de alguna manera su ayuda, para mejorar nuestra calidad de vida.

Como esa persona que nos dio aliento en un momento de decaimiento, esa otra que nos cedió el paso cuando íbamos apurados, aquella que nos sacó del atolladero en una delicada ocasión, o aquel profesor que nos orientó acertadamente para que nuestro trabajo lograra alcanzar el éxito.

Y es que este importante valor presenta innumerables beneficios, como es el de crecimiento personal y el del desarrollo de un ambiente más ameno a nuestro alrededor, aparte de que suele ser la antesala de que lleguen a nuestra vida muchos más hechos por agradecer.