Opinión
Por
  • LUIS BUISÁN VILLACAMPA

Tentación cautiva

Con lo que tenemos que luchar, pacíficamente, para subsistir, y a veces sobrevivir, encima tenemos que dedicarnos cada día a vigilar la tentación; que no se escape de su cautiverio y cruce la raya roja de las costumbres y leyes. Imaginemos lo que esto supone para la humanidad, individuo por individuo, y también ellas, más de siete mil millones de personas atentas cada día, cada hora, al movimiento de la tentación. Oigan, esto no se lo tomen a broma, que no es una tontería cualquiera.

No me diga usted que nunca ha pisado el huerto del vecino a escondidas en algún descuido, para coger un par de manzanas, un melocotón o un racimo de uvas. Pasando a cosas diferentes y de mayor categoría, ¿no ha sido tentado algunas veces a no pagar el IVA en el taller mecánico ¿No ha tenido al menos la tentación de defraudar a Hacienda Claro que sí, y yo también, pero al menos antes de lanzarme he pensado si merecía la pena dadas las consecuencias. Mire a esos que primero fueron famosos en la política y en los negocios, y ahora son famosos entre rejas.

Pero mucho ojo a la tentación si ponemos en juego el noviazgo o el matrimonio. Ahí si que tenemos que vigilar bien el candado que mantiene cautiva a la tentación. No sea caso que la puñetera esa se nos escape y haga un estropicio. Y lo malo no es que la dejemos en libertad, para que desee, piense o imagine. Lo malo es que sigamos sus pasos hasta el final. Así es que, si usted empezó el año nuevo andando por el buen camino, procure no tomar ningún atajo, de esos que llevan al precipicio.

Y por último, usted puede entrar en el huerto del vecino a coger una manzana, un melocotón o un racimo de uvas, que eso no es robar y por tanto no es delito. Ahora bien; mire a todas partes antes de entrar, y procure que no le vean.