Opinión
Por
  • ANTONIO VALDÉS PALACIO (ANGÜÉS)

Las cooperativas de residencias de ancianos

La esperanza de vida de nuestras personas mayores ha hecho que en el siglo XXI la longevidad llegue a aumentar en más de 15 años. Los hijos, por el alto coste de la vida, trabajan el matrimonio, desentendiéndose de los padres y estos, en su gran mayoría, cuando no pueden valerse por sí mismos, han de buscarse una residencia. Las públicas, que cobran un 80 por ciento de la pensión, no tienen el suficiente número de plazas para cubrir la demanda. El coste de las privadas para no válidos es de 1.400 euros en adelante. La media de las pensiones ronda los 800 euros. Suponiendo que les den gran invalidez, cobran 1.200 euros, lo que no es suficiente para cubrir el alto precio que se paga. Si son personas válidas, vienen a cobrar alrededor de 1.100 euros. Con este panorama, los ancianos se ven desamparados y sin medios económicos para conseguir una calidad de vida buena en los últimos años de su existencia.

Hay que mirar una solución por parte de hijos y padres, que consiste en alquilar varios pisos y gestionarse de manera independiente para conseguir personal que atienda a los abuelos y cada uno pague lo que le corresponda. Al restar el ánimo de lucro de las residencias privadas, con este sistema lograríamos que con sus pensiones pudieran vivir dignamente. El gobierno debe echar una mano con alguna subvención a estos proyectos para poder aliviar los costes de personal como podía ser condonarles el pago de la seguridad social de los asistentes. De no ser así, muchos de ellos malvivirán en sus pisos sin estar bien atendidos por no disponer de liquidez para pagar a una persona que les limpie y les haga de comer. Espero que nuestros políticos no hagan oídos sordos a nuestras plegarias y ayuden a constituir con facilidad estas cooperativas y a la vez apoyen con subvenciones la gran obra social que supondrían las mismas.