Opinión
Por
  • MIGUEL ÁNGEL FUSTERO AGUIRRE

Hagan política, por favor

A UNQUE reconoceré que durante todo el día de la votación de investidura apenas tuve noticias, mentiría si no dijera que estaba inquieto, escéptico por un lado y esperanzado por el otro sobre si tendríamos Presidente del Gobierno de España o nuevamente decaería la propuesta para que Pedro Sánchez fuera apoyado con mayoría suficiente y esa noche tuviéramos un Presidente legítimo y no en funciones. Lamentablemente triunfaron mis peores augurios.

En su momento entraré, nunca me callo lo que pienso, sobre quién ha tenido mayor o menor responsabilidad en que no se haya conseguido esa mayoría, el PSOE o Unidas Podemos -a mí no me caben otras hipótesis-, después comienza la guerra de declaraciones culpabilizándose mutuamente y también lamentablemente, se da oxígeno de nuevo a los verdaderos adversarios políticos, las derechas, las tres. Yo por ahora no entraré a valorar quién puso más o menos de su parte, me limitaré a realizar algunas consideraciones.

1.- No cometan otra vez más el mismo error, una negociación sobre un Gobierno no puede hacerse a través de los medios de comunicación, buscando titulares un día sí y otro también, confundiendo y agotando a la ciudadanía con un debate terminológico que raya el insulto a la inteligencia, que si gobierno de coalición o cooperación, que si personas independientes de determinado entorno, que si ministerios técnicos o políticos, utilizando el viejo esquema acción-reacción, diciendo hoy digo y mañana Diego, vetando, haciendo declaraciones grandilocuentes, esperando al último segundo. Primer error a no cometer. Primer error del que aprender.

2.- Hablemos del qué y el cómo, qué políticas vamos a llevar a cabo, qué medidas se van a adoptar, cómo las vamos a convertir en realidad, en hechos, cómo se traducen en realidad con leyes concretas, presupuestos concretos... Hablemos del qué y el cómo, dejando el quiénes para el final, el quienes van a liderar y desarrollar dichas políticas. Así se construye un proyecto de gobierno, sí, sí, aunque nos lo ridiculizarán en tiempos, programa, programa, programa. Este es el segundo error del que aprender, aquí se han invertido los términos.

3.- Dejémonos de tacticismos, menos táctica y más estrategia, más establecer prioridades, más saber fortalecer un proyecto sobre las coincidencias y hasta pactar las disidencias, más dialéctica (tesis-antítesis-síntesis), más entender el significado de consenso como cesión de las partes, más entender el mejor acuerdo como aquél en qué ninguna de las partes sale plenamente satisfecha de haber obtenido la totalidad de sus planteamientos, pero sí de que se ha conseguido todo lo posible. Tercer error que superar.

4.- Pensemos más en la ciudadanía, en la gente, que en nuestros propios intereses partidistas, cuando no personales. Pensemos que la desafección política aumenta, que el descrédito de los políticos también, que la ciudadanía, la gente está harta de tanto discurso, tanta riña, tan poco sentido de Estado, tanto hablar de intereses generales y en realidad pensar en los intereses que son todo menos generales, de tanto prometer y tan poco hacer. Enterémonos de una vez que la brecha existente entre los representantes, los partidos, los políticos, las Instituciones, determinados poderes del Estado y sus representados es mayor, dando un terrible espacio a fenómenos detestables para cualquier amante de la libertad y la democracia. Cuarto error si verdaderamente queremos que algo cambie.

5.- Valoremos las consecuencias que puede suponer una repetición electoral en noviembre, la posibilidad de que las derechas se reunifiquen, ya lo están haciendo en lo concreto tras la escenificación y es que sus amos, políticas e intereses son casi idénticos. Valoremos que puede existir una refundación y creo que se dará sin tardar mucho, el avance de la ultraderecha, el cuestionamiento de facto de un modelo europeo si nadie reacciona, como lo han hecho en países vecinos -Portugal-, que ha pasado en otros como Grecia, a donde ha conducido la desunión de las izquierdas históricamente, ... Valoremos que tanto mirar a nuestro ombligo, a ver quién sale más beneficiado del pacto y quién más perjudicado, igual luego no queda nada que mirar. Esto tampoco se ha hecho debidamente.

Finalmente, seamos por una vez responsables políticamente, humildes, pongamos por delante de todo lo que preocupa a la mayoría social de este país, lo que dijeron las urnas el pasado mes de abril y en mayo, recordemos a quienes en peores circunstancias nos trajeron hasta aquí, en quienes lo dieron todo y nada les regalaron, lo conquistaron luchando, merecen un respeto. También en quienes fueron capaces de encontrar el acuerdo para superar una situación insostenible tras 40 años, con errores y aciertos, pero también merece un respeto su altura de miras. Y desde luego no olvidemos a los jóvenes, a las generaciones venideras, en como devolver una ilusión, una esperanza porque se hagan otras políticas en el fondo y en la forma.

Si no somos capaces de rectificar, lo lamentaremos en la izquierda.

Todavía queda tiempo, nada de vacaciones, encerrados si es preciso hasta conseguir un acuerdo, Hagan política, por favor.