Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

Amor y solidaridad

A finales de agosto se celebra el Día Internacional de la Solidaridad. Una cosa muy necesaria porque es cierto lo que dice el poeta Gabriel y Galán, refiriéndose a los habitantes de la gran ciudad: "¡Saben vivir unidos amándose muy poco!".

Hace siglos un rabino judío le preguntó a Jesucristo cuál era el principal mandamiento de la ley, pues tenían en la ley de ellos 248 preceptos positivos y 365 negativos, y contestó Jesucristo: "Amarás a Dios y al prójimo como a ti mismo, este es el principal mandamiento." Si no amamos a Dios y al prójimo, poca solidaridad habrá en la sociedad mundial; y por eso hace falta el Día Internacional de la Solidaridad para recordar esta gran verdad y necesidad acuciante. Porque es cierto que hay muchas personas, al decir popular, que "las están pasando canutas". Emigrantes que salen de sus países buscando un porvenir más acorde con su condición de personas humanas y algunos mueren en el mar antes de lograr lo que buscaban. El paro obrero, un valle de angustias y hasta de lágrimas para muchas personas, por no ver un horizonte esperanzador para encontrar un trabajo permanente y no para cuatro días. La lista es interminable de personas que esperan la solidaridad de los demás seres humanos.

Para algunas personas no está en sus manos ayudar solidariamente a otras, pero pueden hacer a la hora de unas elecciones para formar gobierno, votar con la razón y no por simpatías políticas, a los que de verdad pueden gobernar para el bien común y no por sus intereses personales o de partido.