Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Pedir

Pedir limosna es una actividad poco digna, humillante, pero se supone que quien la practica es por necesidad, aunque no faltan voces que acusan a los pedigüeños de forrarse con lo que les dan en la calle, de pedir sin necesidad. En muchos lugares está prohibida la mendicidad, y es un delito grave hacerlo con un menor de edad al lado. No da buena imagen un mendigo tirado en la calle que pide para comer, pero es algo inevitable, como los manteros o la prostitución. Ocultar o prohibir dichas prácticas, sin embargo, no soluciona el problema. Algunas soluciones que se aplican es multar a los clientes de las prostitutas de calle o gravar con impuestos la mendicidad. El año pasado apareció en prensa la noticia de que la Comunidad de Madrid exigía que los mendigos declarasen lo que ganan en la calle a la hora de pedir la Renta Mínima de Inserción, que son 400 euros. No sé si la medida ha sido respetada por los interesados, pero creo que a la mayoría no les habrá convenido por la sencilla razón de que si declaran 100 euros al mes, la Administración estima que ingresan 190 euros y esa cantidad se la descuentan de la ayuda de los 400 euros. En una localidad de Suecia, los mendigos tienen que pedir una licencia temporal a la policía que cuesta 23,5 euros. En cuanto a los manteros, que han arruinado a más de un pequeño comerciante, que extienden su mercancía en la calle frente a las puertas de muchos locales en horario comercial, es una lacra difícil de erradicar, pues cada día abundan más. En Barcelona se han reunido unos representantes del top manta con los tenientes de alcalde para tratar la situación. Alguien ha apuntado la oportunidad de crear un mercadillo para que vendan sus productos siempre y cuando estos no sean ilegales. Últimamente se ha denunciado la aparición de turistas pedigüeños, aquellos que viajan por el extranjero con medios económicos insuficientes y piden limosna en la calle para seguir con su viaje. A cambio de la limosna entregan fotos, abrazan al generoso o realizan algún pequeño espectáculo. Creo que no es justo compararlos con los mendigos de verdad, que no ofrecen nada a cambio de una pequeña dádiva, caso aparte es cuando te limpian el parabrisas del coche o realizan unos malabares aprovechando el semáforo en rojo, lo que no les asegura recibir unas monedas.