Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una feria taurina con buen pulso

Se han movido las ferias taurinas de San Lorenzo de los últimos años entre sofoco y desasosiego para los aficionados y cierta satisfacción para los contrarios a la fiesta nacional. Estos últimos porque han visto refrendadas incluso institucionalmente algunas de sus reivindicaciones y porque se consolida, aunque todavía de forma minoritaria –que no insignificante-, el movimiento. Aquellos, porque, conocedores de la importancia para las fiestas y también para sus propios gustos, han constatado que el normal flujo desde la adjudicación hasta la celebración se atasca más de lo que se debiera. Estamos ya hoy a 15 de agosto y el ciclo ya ha cerrado, por lo que no es preciso demorar hasta bien entrado el ejercicio siguiente el proceso para la concesión.

La feria taurina año 90 en el actual coso ha registrado una presencia más que notable de público, atraídos los miles de aficionados por un cartel muy atractivo, con abundantes figuras del toreo, acreditadas ganaderías y una evidente muy buena voluntad por parte de la empresa adjudicataria, cuya profesionalidad y deseos de agradar están fuera de toda duda. El jurado determinó que el principal factor para el triunfo es el del valor y la autenticidad que derrochó Emilio de Justo, junto a la mejor faena para Ginés Marín. La buena nueva es que se han adjudicado todos los premios, lo que implica que suertes habitualmente ayunas de buenas prácticas en la plaza oscense han sido sobresalientemente ejercidas, como es el caso de las varas. El arte de Cúchares ha sido tradicionalmente un vector de prestigio dentro de San Lorenzo y constituye una inyección económica y de proyección muy poderosa. Por eso hay que empezar, desde ya, a preparar la de 2020, para que, como reza el dicho popular, no nos pille el toro.