Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Hollywood y Tarantino

La asociación animalista PETA ha pedido que no compremos entradas para ver la novena película de Tarantino titulada "Érase una vez en... Hollywood". La razón es que el director promociona la crueldad hacia los perros y ha usado los de un criador de pitbulls que aparentemente crió, vendió y expuso estos perros sin licencia. Me imagino que el detalle de "aparentemente", se refiere a que la acusación es dudosa, no probada, puede que sólo un rumor. Vi la película a los dos días de su estreno y me parece que tienen más razón los hippies para criticar a Tarantino que las asociaciones animalistas. No vi maltrato alguno a esta perra en la mencionada película. Al contrario, es la perra la que maltrata a uno de los hippies que entra en la casa de Leonardo Di Caprio armado con una pistola y guiado por las peores intenciones. Ya he dicho que son los hippies de entonces, si queda alguno, quienes tienen más razones para pedir a los espectadores que no se compren una entrada y no vean la película. Lo digo porque son presentados como una pandilla de pordioseros, vagos, sucios, estúpidos y asesinos. Se ha acusado a Tarantino de que no le gustan los hippies, pero no fue el único. Ronald Reagan, cuando era gobernador de California, definió al hippie de este modo: "un tipo con el pelo como Tarzán, que camina como Jane y que huele como Chita". No era para menos, pues el aspecto de ellos era con pelo y barba más largos de lo considerado normal en esa época (años 60-70) y ellas no usaban sujetadores y no se depilaban axilas y piernas. Se definían como un movimiento contracultural, libertario y pacifista, lo que incluía el amor libre. Que la hija del fallecido actor Bruce Lee se haya quejado de la imagen que da Tarantino de su padre en la película lo veo más razonable, pues lo ridiculiza a gusto. Como ha dicho Shannon Lee, lo muestra como "un gilipollas arrogante lleno de aire caliente". Tarantino asegura que era sí, como sale en la película. Lo cierto es que su escena con Pitt es la única de la película que provoca las risas de los espectadores, y eso es de agradecer. También los especialistas de cine podrían protestar por presentar a Brad Pitt como un especialista fracasado que debe asumir el papel de chico para todo del actor que interpreta Di Caprio: chófer, compañero de borracheras, manitas, recadero, etc.