Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Ferma, una actitud innovadora de la vida

En el origen y en el desarrollo, la Feria de Barbastro ha manifestado una actitud innovadora que está en su esencia. Así fue en sus cimientos hace 58 años, en una sociedad sustantivamente distinta donde la admiración por los ingenios se concentraba en la maquinaria agrícola y los automóviles. Hoy, los estímulos son diferentes, pero para acercarse a las seis décadas de existencia y concitar la presencia de miles de visitantes y de decenas de expositores resulta imprescindible entender que, para que el encuentro en esta plaza pública que es Ferma sea atractivo, ha habido que adaptarse y la evolución continúa. El certamen barbastrense ha labrado una reputación espléndida que le otorga una marca potentísima que ha explorado permanentemente los nuevos caminos y, en el futuro, variará su rumbo cuantas veces sea preciso.

De aquel contexto de los primeros años sesenta a la actualidad, el panorama es radicalmente distinto, a pesar de algunos hilos conductores todavía atractivos, como los potentes sectores que siguen siendo identidad y que en sí mismos han gozado de verdaderas revoluciones. Estamos, empero, en la sociedad del ocio, en la que el hecho nutricio ha dado paso a la experiencia gastronómica, en la que la agroalimentación es la respuesta a las exigencias globales y no sólo locales, en la que el mundo se abre como muestra la misión comercial inversa, en la que la movilidad es nuclear, en la que la digitalización exige una mentalidad positiva porque, mucho más que amenazas, porta oportunidades, y en la que se incorporan nuevas profesiones ignotas hasta "anteayer". Ferma es intrínsecamente un vehículo con tanto significado y tal cultura acumulada que es un patrimonio de la historia de Aragón, que merece la pena vivir y por el que todo esfuerzo saldrá rentable a la comunidad. Pasen y vívanla.

Diario del AltoAragón