Opinión
Por
  • ENRIC BARRULL CASALS

Hablemos de la familia

En estas fechas, hoy concretamente, hablar de la familia es un lugar común, y una experiencia básica compartida.

La persona no está sola en familia y la familia no está sola en un mundo en el que se impone la soledad. Está la Iglesia.

Por cierto, que en un pasado no muy lejano, en la Iglesia en España, en estos días se hablaba, y mucho, sobre la familia, sobre "la novedad del Evangelio de la Familia". El Vaticano II dice que "la Iglesia considera el servicio a la familia una de sus tareas esenciales. En este sentido, tanto el hombre como la familia constituyen "el camino de la Iglesia""(Carta a las familias, 2).

Benedicto XVI, en el encuentro con los sacerdotes y diáconos de la diócesis de Roma, el jueves 2 de marzo de 2006, dio un paso más y, en la espontaneidad del diálogo y desde la serenidad del pensamiento, señaló que "no hay verdadero progreso sin esta comunidad de vida y, asimismo, no es posible sin el elemento religioso. (?) Lo vemos hoy. Sólo la fe en Cristo, sólo la participación en la fe de la Iglesia salva a las familias; y, por otra parte, la Iglesia sólo puede vivir si se salva la familia". "La fe -afirmó - no es una teoría que se puede seguir o abandonar. Es algo muy concreto: es el criterio que decide nuestra vida" (23-1-2006).