Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Huesca y el liderazgo cultural

En la autocomplacencia de la capitalidad cultural de Huesca dentro de Aragón y de la referencia en España e incluso más allá, probablemente hayamos perdido un tiempo en el que las consignaciones presupuestarias institucionales se han visto obligadas a una cierta merma y, sin embargo, no hemos concebido la forma de compensarlas y también de afrontar nuevos caminos. Tampoco sería justo fustigarse en exceso cuando muchos de los acontecimientos que se celebran en nuestro territorio (concebido como provincia más allá de la capital y su entorno) forman parte de los más reputados y reconocidos de nuestra comunidad autónoma. Un vistazo a los "top ten" del Observatorio de la Cultura revela que, efectivamente, pese al desequilibrio demográfico con la descomunal cabecera de Aragón, cada año se repite esa cifra de cuatro certámenes o festivales, y además recurrentemente es Pirineos Sur el líder absoluto.

La oferta cultural de nuestro territorio es tan indiscutible como debatible es su pujanza y también, sobre todo, la traslación al desarrollo más allá de los indudables beneficios que para el enriquecimiento personal y social tiene aprehender conocimiento, belleza, sensibilidad, emociones y criterios. Esto es, aprovechar la bondad de los eventos más competitivos, reimpulsar aquellos que no lo son tanto y engendrar nuevos atractivos para que la monetización no sea sino el reflejo de la capacidad organizativa que existe, de verdad, en nuestra provincia. Y, de paso, involucrar junto a las administraciones a las empresas y a la sociedad civil, corresponsables en su medida de todo cuanto acaece en la escena pública. Directrices generales que habrá que bajar al terreno en esa reflexión en la que refrendar el liderazgo oscense o asaltarlo allí donde hay recorrido ascendente.