Opinión
Por
  • MARÍA BEGOÑA SIERRA ACÍN

Adivinanza

Es un pueblo muy pequeño, tiene carretera y puente y un canal que lo atraviesa, con sus aguas transparentes, impresiona su caudal y su corriente.

Sus aguas corren veloces hacia campos monegrinos.

En este pueblo son buena gente, jamás perjudican a su prójimo, atienden a los más débiles, son solidarios, cuando ha fallecido alguien de mi familia siempre nos han acompañado en el dolor, están siempre dispuestos para ayudar, son sencillos y no buscan el aprecio o el agradecimiento de los demás.

Cuando pasan por Sesa siempre nos saludan, es algo que mis padres me transmiten continuamente y están muy agradecidos.

En este pueblo podemos visitar la ermita de San Felipe y la iglesia de Santa Ana, donde el pasado 27 de diciembre, día de san Juan el Evangelista, se celebró la eucaristía con los sacerdotes del arciprestazgo de Sesa-Berbegal, seminaristas y presidida por el señor obispo de la diócesis de Huesca, don Julián Ruiz Martorell. Una jornada de convivencia en la cual nos encontramos con personas con las que hacía tiempo que no nos habíamos visto.

Que no os he dicho su nombre, Salillas, en la provincia de Huesca. Quiero dar las gracias a los sacerdotes, seminaristas y al señor obispo don Julián por hacer el esfuerzo de venir al pueblo de Salillas en una mañana fría de invierno, con niebla, que es muy peligrosa para conducir, aunque luego ya lució el sol y en unas fechas de mucho trabajo para ustedes por ser Navidad.

Quiero dar las gracias a todas las personas del pueblo de Salillas, por el cariño y el afecto que nos habéis demostrado siempre.

Les deseo a todos un feliz año 2020.