Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una ciudad más amable y practicable

Las máquinas arrancaron ayer su trabajo para la reurbanización del Coso Bajo, tras un lustro de espera que no debieron haber llegado a tal pausa de haber mediado una buena voluntad de consenso al respecto. La peatonalización, un proceso que abrió en medio de la polémica por actitudes hiperbólicas y sin demasiada visión urbana, se ha demostrado un acierto para la capital altoaragonesa. Tampoco es que el equipo de gobierno que la impulsó fuera pionero, pero una de las virtudes que debe atesorar cualquier institución es la observación que nace de la curiosidad por apreciar las buenas prácticas de poblaciones con las que, indefectiblemente, al final de compite en el atractivo para actividades turísticas, comerciales, de servicios e incluso productivas.

El proceso de maduración ha sido dilatado, en parte también porque las finanzas no son infinitas e igualmente porque una parte de los afectados ha variado su posición, que naturalmente es algo legítimo como inconveniente es poner palos en las ruedas del interés general.

Las posturas no son unívocas, porque la homogeneidad también es negativa, pero hay que acoger con satisfacción este nuevo proceso urbanístico cuyo objetivo ha de ser integrar en el mapa ciudadano unas vías no sólo bonitas sino, sobre todo, amables y practicables. Y, además, la iniciativa privada y la propia sociedad ha de exhibir el suficiente músculo dinamizador para dotarlas de contenido, porque no existen calles fascinantes sin un comercio vivo, ni lugares emocionantes si no tenemos la opción de socializarnos a través del encuentro en torno a un café servido profesional y afablemente. Entre todos, hemos de alcanzar esa ciudad atractiva, en la que visitantes e inversores sepan que se vive bien, confortable y activamente.