Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Autónomos, sostenibilidad ineludible

A UNQUE de manera episódica concurren en la escena pública, los autónomos constituyen una figura demasiado poco visible para muchos ciudadanos y, sobre todo, para los poderes públicos. La explicación de tan discreto transcurrir por la esfera podría quizás sustanciarse en la atomización que padecen, por más que las organizaciones que les representan elevan la voz en el momento en el que tienen la oportunidad. Y, sin embargo, su importancia es tal que, en un hipotético y complejo agrupamiento de estos trabajadores por cuenta propia, su influencia podría ser extraordinaria en la toma de decisiones de cualquier administración.

La estadística es irrefutable. En la provincia de Huesca, son 22.130 las personas que se acogen a los regímenes en los que operan los autónomos. Fuerza sobrada como para que fueran tenidos en cuenta, escuchados y hasta involucrados en las consultas para favorecer la movilidad del mercado laboral y de la economía del Alto Aragón. Si trasladamos a España estos guarismos, podemos convenir que es preciso dotarles de las herramientas precisas, de carácter normativo, fiscal, laboral, de servicios y de otros ámbitos, para que sean competitivos en un escenario en el que confluyen con grandes estructuras y también con pequeñas compañías y hasta autónomos de todo el mundo.

La fortaleza y la resistencia de los trabajadores autónomos les convierten en un baluarte de nuestra economía y de nuestra sociedad. Y, sobre todo, ahora que es tan profusamente utilizada la expresión, son unos agentes imprescindibles para la sostenibilidad del desarrollo, del progreso y de la conservación de un paisaje y de un paisanaje que les debe todas las oportunidades para que desplieguen su gran labor.