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  • Diario del Altoaragón

"Brexit", el dislate histórico que remediará el futuro

John Kerr, el carismático miembro independiente de la Cámara de los Lores, padece la ironía del destino de un convencido europeísta que fue el autor del artículo 50 del Tratado de Lisboa por el que se establecen los cauces para el desenganche de un país de la Unión Europea. Durante los últimos días, ante la inminencia del "brexit" consumado ayer, ha sido una de las figuras más demandadas, en buena media por esa triste paradoja pero también porque, al contrario de lo que sucede con otros gobernantes o representantes populares, en su caso impera la autoridad que confiere la coherencia respecto al poder que mal ejercido ahuyenta la atribución de la legitimidad. Y Kerr, fiel a su flemática personalidad pero también leal a sus convicciones, asegura que sus hijos verán un día cómo el Reino Unido regresa a la UE.

El adalid de la repetición del referéndum expresa de esa manera su racional convencimiento de que su país va a tener mayores inconvenientes y quebrantos que ventajas, algunos de los cuales ya se perciben en el momento en el que ha querido cambiar el paso respecto al abrazo del oso de Trump en la relación con China. El "brexit" es la plasmación del mal momento extendido de la situación política en el planeta, donde los populismos no se atienen a determinados espacios ideológicos, sino que afectan transversalmente a esferas de todas las banderías, corran a diestra o cabalguen a siniestra. Y, además, constata la irreflexividad de las sociedades, capaces de entregarse a adoctrinamientos de una forma acrítica, sin percibir que toda acción tiene su efecto y, consecuentemente, su responsabilidad. Quizás el corto plazo, con la excitación de una nueva etapa, provoque un espejismo, pero que Gran Bretaña se desgaje de la voluntad europeísta no puede traer sino consecuencias negativas para ellos y para todos. Que los "hijos de Kerr" acierten al rectificar.