Opinión
Por
  • ANTONIO LASHERAS

El sueño de un día que cada día esta más lejano

Aragón puede presumir del cierzo, del Pilar, del Ebro, de los Pirineos, de tener frontera con Europa, del ternasco y del jamón de Teruel, sin olvidar los buenos vinos y aceites de calidad.

Pero Aragón la máxima calidad la tiene en tener la fiscalidad más alta de España en lo que se refiere a transmisiones, donaciones y transacciones urbanas y rústicas.

El sistema actual de tributos que tenemos en Aragón es un sistema que empobrece a la Comunidad Autónoma y a España. Porque dicho sistema está basado en exprimir al que produce y subsidiar al que no produce.

Una persona experta en finanzas nos aconsejaría que una parte importante de la producción debería asignarse al crecimiento, algo que choca frontalmente con un sistema fiscal alejado de este principio.

Los políticos en un proceso electoral nos piden el voto para obtener el poder y mandar. Pero después no nos preguntan cómo queremos los pactos. Ni cómo queremos los sueldos que se asignan. Ni cómo queremos los impuestos.

Esta situación me recuerda a un feriante llamado "el pequeño catalán", que recorría las ferias más importantes de la provincia. Dicho feriante vendía telas para confeccionar trajes y otras prendas, los que se cegaban con las ofertas y compraban el traje, les regalaba un segundo traje y un tercero, pero al llegar a casa y abrir la compra, con los tres trajes el sastre no podía hacer ni un solo pantalón.

En campaña electoral se regala, se da lo que no se tiene, no habrá llanto ni rechinar de dientes, nos dicen.

Pero la realidad es muy tozuda y todo llega. Lo bueno se nos escapa y lo malo perdura para siempre.

Y como dice la famosa canción mexicana, "mi palabra es la ley", para proteger lo público y exprimir a lo privado.