Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Agua, granero y despensa

Se han cruzado en estos días agitados un debate y una reivindicación que están llamados a definir el futuro en buena medida de nuestra comunidad autónoma y particularmente de la provincia de Huesca: la Mesa del Agua y la reclamación desde la Asociación de Industrias de Alimentación de un presupuesto ambicioso y una unidad de marca para dejar de ser "invisibles" en España, con el concepto de que hay que transitar de ser un granero a ser la despensa de todo el país.

En la planificación hídrica, resulta imprescindible un análisis profundo porque el Pacto del Agua tiene ya 27 años y, desafortunadamente, no ha cumplido muchas de las expectativas más ambiciosas que despertó entonces. El estudio y diagnóstico, sin embargo, ha de estar exento de una ideologización que en nada contribuye a la buena causa del interés general, En 2020, las necesidades demandan equilibrios, seriedad, rigor y ausencia de doctrinarismos. También el abandono de estereotipos.

Agua, granero y despensa sería hoy perfectamente una ecuación costista, y precisamente en tributo a la honradez intelectual del prestigioso altoaragonés de hace más de un siglo conviene dimensionar la importancia de todos los sectores que están afectados por este escenario cambiante. Por supuesto que hay que contemplar todos los usos hidráulicos, transversales en su generación de riqueza. Pero no puede utilizarse como una añagaza para minimizar la trascendencia en la transformación social y económica de la agricultura, la ganadería y todas sus consecuencias. Escuchar a los agricultores y a los regantes con el respeto y la empatía que merecen quienes tanto empeñan (incluso patrimonialmente) y tantas expectativas incumplidas han sufrido no es una opción, sino una obligación ética y una conveniencia.