Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una feria para el encuentro y la innovación

La Feria de Maquinaria Agrícola ha adaptado su evolución a las necesidades y la cultura de los tiempos. Durante lustros, se erigió en el gran punto de encuentro en el que los profesionales del campo aprovechaban para conocer las novedades, para admirar vehículos pequeños y mastodónticos, para saludar a muchos compañeros a los que veían de año en año, para brindar en torno a una buena comida con los paisanos y, sobre todo, para hallar todos esos inventos y descubrimientos destinados a mejorar la calidad de vida en las duras condiciones para la producción.

Hoy, Fima ha profundizado en el mismo espíritu e incluso ha añadido virtudes que lo convierten en un certamen imprescindible para quienes desean estar a la última, apreciar las aplicaciones tecnológicas de última generación, adquirir maquinaria e instrumentos y no olvidar la gran esencia de la innovación que ha sido practicada desde lo más hondo de los tiempos, y particularmente por las generaciones que nos han precedido: el encuentro del valor más óptimo a partir del ingenio para establecer cambios que se amparan en los conocimientos adquiridos tanto en las aulas como en esa gran escuela de verdad que es la naturaleza.

Entre el encuentro y la innovación, la estadística no es sino el refrendo de que la feria internacional zaragozana es indispensable para un sector que se debate entre las zozobras, las inquietudes y las certezas de su trascendencia, quizás por su esencia como no la tiene ninguna otra actividad humana. Nunca ha sido diferente porque los agricultores han mimado como nadie el medio ambiente sobre el que sustentan su pecunio y el de sus familias, pero este salón viste sus mejores galas porque exhibe la condición admirable y el servicio a la sociedad de quien nos da de comer.