Opinión
Por
  • LUIS BUISÁN VILLACAMPA

Iberoeuropeos

Si hay iberoamericanos, ¿por qué no hay iberoeuropeos? Yo creo que soy ibero, y que mi país ha sido y es Iberia. La Península ibérica. España y Portugal, decía en algún libro cuando yo iba a la escuela. Son los orígenes por encima de enredos posteriores sin parar a través de siglos, habidos y por haber. Sí, enredos; geográficos, culturales, políticos, sociales, religiosos, económicos, y muchas guerras. Y si no sabemos esto ni estamos de acuerdo, es que no sabemos nada. Somos unos ignorantes y analfabetos. Pues nos hemos dejado comer el coco, por los magos de la palabra ideológica, los prestidigitadores del sucio negocio suyo. Aquí no hay más leches que la de Iberia. Y si no, ahí está la compañía de aviación, que es, además de un servidor, y montones de iberos, los únicos en conocer y respetar los orígenes. Por eso resiste Iberia. Por lo que vale la pena. Por lo demás, demasiados desorientados apenas dignos de gran cosa, como no sea ser demócratas de boquilla y votar a la contra, sin recordar ni valorar quien nos saca las castañas del fuego cuando peligra la economía. A ver si dejamos de votar ideologías y tonterías. ¿Es que no han visto ustedes los resultados del embrollo político? El embrollo que un abrazo ha formado y firmado, ¿quién lo desembrollará? ¿El desembrollador que lo desembrolle, buen desembrollador será? ¿Tendrán que volver a gobernar los que saben sacarnos del agujero negro económico? Pues bien; se impone el ser o no ser. Ideología o economía. La ideología para los políticos; la economía para el pueblo y el pan de cada día. Porque si lo que les importa a los mandones solo es el poder, el sillón y el pesebre, y no el país, apañados vamos. ¿Quién me compra un lío? Y para colmo descubro que Europa no es mi gran amiga y compañera de viaje, habiendo sido un gran enamorado de ella al comienzo, como ocurre con los romances de adolescentes, pero me está defraudando. ¡Vaya nuevos tiempos! Total, para lo que hay que ver, como no sea el euro, que tampoco es lo que parecía, por lo demás no me importaría que Franco hubiese perdido la guerra, porque hoy este país sería como Cuba. Tendríamos ya una dictadura de izquierdas. No sería necesario ahora ir a por ella como novedad, con tantos rodeos, y nos hubiésemos ahorrado un millón de muertos. Por lo que tengo un cierto cabreo con los políticos de este país. Un "País" que ni se puede nombrar, porque algunos se ofenden. Creo además que nuestros políticos están gafados por la ley de Murphy. Pueden empeorar. Entretanto ya lo saben ustedes. Somos Iberia, incluido el bonito país luso de al lado. Pero tranquilos; aquí no pasa nada. Con aquel antiguo régimen de pantanos y residencias sanitarias, nos mandaron trigo y carne de Argentina, y llegó el bienvenido mister Marshall. Ahora traerán petróleo y oro de Venezuela. Para que se callen quienes van diciendo que el apellido Iglesias en política no traerá cosa buena.