Opinión
Por
  • VENANCIO RODRÍGUEZ SANZ

La importancia de las miradas

"El infierno es el otro", decía Jean-Paul Sartre. Y Fernando Savater le responde: "Pero nadie llega a convertirse en humano si está solo. No seríamos lo que somos sin los otros pero nos cuesta ser con los otros. La convivencia social nunca resulta indolora, ¿quizás sea porque nos fastidia necesitarla tanto? Nuestra humanidad nos la han contagiado. Nos la pasaron boca a boca, por la palabra, pero antes aún por la mirada: cuando todavía no sabemos leer, ya leemos nuestra humanidad en los ojos de nuestros padres o de quienes en su lugar nos prestan atención. Es una mirada que contiene amor, preocupación, reproche o burla: es decir, significados. Y que nos saca de nuestra insignificancia natural para hacernos humanamente significativos." Tzvetan Todorov, lo expresa así: "El niño busca captar la mirada de su madre no solamente para que ésta acuda a alimentarle o reconfortarle, sino porque esa mirada en sí misma le aporta un complemento indispensable: le confirma en su existencia. Como si supieran la importancia de ese momento -aunque no es así-, el padre o la madre y el hijo pueden mirarse durante largo rato a los ojos; esta acción sería completamente excepcional en la edad adulta, cuando una mirada mutua de más de diez segundos no puede significar más que dos cosas: que las dos personas van a batirse o a hacer el amor".