Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Cambios hacia hábitos saludables

Si bien no se puede frivolizar con algo tan serio como una pandemia, una sucesión de proporciones indeterminadas de circunstancias sobrevenidas, pasividades, negligencias y errores, las crisis de carácter sanitario constituyen, en medio del temor y de las alertas, un campo abonado para cambios de hábitos con criterios saludables, que en realidad son racionales y debieran ser obligados, por prevención, en nuestra vida cotidiana sin necesidad de la presión de los miedos. Es la mesura y la rectitud la que conduce hacia la longevidad sin sobresaltos, más allá de las alarmas que provocan más daños que las propias enfermedades, pero es que, además, evitan muchos males.

En medio de este ambiente tenso en el que recibimos con desazón las estadísticas provenientes de las autoridades sanitarias, debemos seguir sembrando las buenas costumbres que, además del aspecto sanitario, han de aportar por una nutrición saludable, social y sostenible. El programa de consumo de fruta y leche en las escuelas del Gobierno de Aragón favorece una dieta aconsejable por sus beneficios para los pequeños, que con ella pueden huir de riesgos como la obesidad infantil y las patologías que se asocian a estas descompensaciones.

Los viejos aforismos castellanos están repletos de atribuciones positivas a determinados alimentos, provistos en el imaginario popular de las condiciones de los productos medicamentosos. Corresponden, en términos generales, con frutos y frutas de proximidad, más propicios para el equilibrio precisamente por la armonía con el entorno. El ser humano ha venido adquiriendo a lo largo de su historia el conocimiento fruto del estudio, la observación y la experiencia. Y aprender en los buenos hábitos es obligado incluso en contextos adversos.