Opinión
Por
  • ESTEBAN NAVARRO SORIANO

Inconscientes

Esta mañana salí de casa para hacer una ruta de cuatro establecimientos. Cogí la bolsa de la compra con asas y me enfundé los guantes de plástico.

En primer lugar visité el estanco, donde me abastecí de la prensa diaria (no había nadie). La segunda parada fue la panadería, donde compré un par de barras (tres personas delante a un metro de distancia). El tercero, la carnicería donde un abuelo le estaba dando conversación a la dependienta (ella con mascarilla, él a cara descubierta). Los demás hemos tenido que esperar a que ese "inconsciente" terminara de relatar, entre risas, anécdotas de su pueblo y de lo aburrido que estaba y blablablá.

Para mi sorpresa también me lo he encontrado en el último establecimiento que tenía que recorrer esta mañana (el cuarto), donde, y sin comprar nada, ha repetido (muy divertido) las anécdotas que esa mañana llevaba en su valija y, como si todo esto fuese un juego, iba departiendo en una apacible mañana donde la gente se infecta y muere de un virus terrible.

Lo que no sabe ese señor es que quizá en la primera de sus historietas ya se contagió del Coronavirus y en las sucesivas lo ha estado esparciendo con los que ha estado hablando y riéndose. Y todo por pura inconsciencia.