Opinión
Por
  • VENANCIO RODRÍGUEZ SANZ

No hay mal que por bien no venga

¡Oiga! Todos los problemas han quedado postergados. Ahora es el tiempo de la humildad. Pero volveremos a retomar todo lo que había en la mochila cuando el coronavirus pase. Para cuando nuestra vida vuelva a estar asegurada y nos sintamos fuertes otra vez ¿vale Entonces volveremos a retomar los antiguos rencores. Las antiguas pesadillas. Las antiguas deudas. Las antiguas y justas reivindicaciones, luchas, quejas, protestas... ¿O quizá no Tal vez, el coronavirus ayude a reorientar la vida de muchos de nosotros: a tomar nuevas y excéntricas escalas de valores, a perdonar el pasado, a buscar una forma de vivir más natural y sostenible. Como decía Sócrates, hay que agradecer a la enfermedad el hecho de que nos ayude a conocernos. Porque, a pesar de las indicaciones y sabiendo el riesgo que ello conlleva: unos se van a la montaña, al pueblo, a la playa, otros sacan al perro más de lo necesario, otros salen de casa con una bolsa repleta de comida, otros se reúnen clandestinamente... Me pregunto, si esto se alarga, ¿con qué nuevas triquiñuelas nos sorprenderemos a nosotros mismos ¿Qué aspecto de nosotros las circunstancias nos descubrirá Lo que me parece una crueldad indigna, es que haya gente que cuestione a Dios en estas circunstancias: pienso que la fe ayuda a las personas a sobrellevar esta situación y, está mal tratar de quitarle esa esperanza, ¿no creen Bueno, desde mi zulo les deseo todo lo mejor y ¡mucho ánimo!