Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El replanteamiento de la Unión Europea

La masiva compra de material sanitario a China anunciada ayer por la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, viene a ratificar la caótica realidad en la que se ha convertido, en sí mismo, el organismo supranacional. Por supuesto que va a ser bienvenido todo el conjunto de protecciones y de soluciones asistenciales, pero la pregunta (extensible por supuesto también a instituciones estatales y autonómicas) es cuál es el umbral de dolor y de destrucción al que hay que esperar para empezar a adoptar medidas rápidas y contundentes, ajenas por tanto a los conceptos de observación, audacia y previsión que debiera definir toda actuación de las administraciones. Llegar en la prevención varios puntos más allá de lo que se puede estimar en el peor de los cálculos, que es lo que hacen por la cuenta que les trae las empresas, los profesionales e incluso los trabajadores y las familias en las cuentas domésticas.

Los europeos necesitamos argumentos para seguir creyendo en la Unión Europea, porque es imprescindible pero no en la apatía y la ineficacia que le acompaña desde hace lustros. Ya no es la Europa de los ciudadanos por la que todos suspirábamos en nuestra incorporación y en las primeras elecciones en las que se hablaba de ideas, de igualdad de oportunidades, de vertebración y de sociedad, mucha sociedad. Hoy se ha dejado muchísimos pedazos de credibilidad por una errática orientación en política exterior, por los drásticos criterios que han castigado a muchos países por la mala cabeza de sus gobernantes, por la imposibilidad de vertebrar la acción frente a la crisis de la inmigración, por su debilidad ante otras potencias inalcanzables si no es unidos. La covid-19 ha sido el remate de la inoperancia y mucho tendrá que remar para recobrar la confianza de todos.

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