Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Sin margen de maniobra

Como si Murphy hubiera depositado sus infortunados ojos sobre España, se nos amontona la sensación de que todo lo que puede salir mal acaba peor de lo previsto y lo que pudiera aliviar la situación se convierte en un esperpento o una broma del destino. En realidad, el margen de maniobra para atacar al coronavirus debiera haber concluido, en un país y un gobierno previsor, cuando se vislumbraban en el lejano oriente y en la otra orilla del Mare Nostrum los primeros azotes mortales del virus. No se hizo y el tiempo pondrá a cada uno en su sitio, pero la realidad actual es de absoluta emergencia y una administración seria y sus dirigentes no pueden permitirse el disparate de adquirir material sanitario de primera necesidad en una compañía sin licencia ni, consecuentemente, validación de la calidad. Los test han sido fallidos y, consecuentemente, su utilidad en una etapa de la crisis de necesidad imperiosa ha sido cero.

Exactamente igual que ayer indicábamos la barbaridad de la tardanza de la Unión Europea, sorprende que haya iniciativas procedentes de la sociedad civil que se estén dirimiendo con muchísima más celeridad y acierto que las que afrontan las instituciones. Una de las constataciones de esta crisis es que la burocracia estatal camina como un paquidermo hasta el punto de que la vanguardia de esta lucha se encuentra sin las armas adecuadas para combatirla, algo inaceptable en la ética colectiva más elemental. Todavía queda una lid que disputar en la que hay que minimizar las bajas, pero para este objetivo no nos queda otra solución que apretar los dientes, elevar el ánimo y, sobre todo, acertar en todas y cada una de las decisiones que se adopten. Nos van muchas vidas en el rigor y el esfuerzo.

Diario del AltoAragón